Una noche en una estación de servicio,
esperando que abriese la estación de trenes,
frente a un café y mi diario,
escribiendo y dibujando,
pasaban una película de Stallone,
en dos televisores, enfrentados
y al lado un espejo.
Qué shock de realidad
pero ni eso pudo disipar la irrealidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario